viernes, 23 de noviembre de 2007

Qué locura quererte


Me senté frente a un Supermercado que estaba al costado de la morgue, vi cómo las personas entraban y salían; unas llorando y otras con sus bolsas de compra. Mientras tanto, yo descansaba en un banco del parque. Estaba cansado, ya que había sido perseguido por unos psiquiatras y policías. Me había escapado de esa cárcel de locos donde todos vestían de blanco y usaban camisa de fuerza .Dicen ellos que estoy loco, pero eso no es así, yo estoy sano.

En eso veo una ambulancia que lleva a una chica, ella está abrigada. Entro a la ambulancia y le pregunto qué hace ahí, ella me dice que quiso suicidarse y que se aventó de un puente. Vi que estaba pálida y fría, entonces le dije que deje la ambulancia y vayamos, ella acepta, los dos nos contamos nuestras tristes historias mientras paseamos. La invito a mi casa, ya que hacía mucho frío.

Al llegar le enseñé mi casa, no era muy bonita, pero estaba a limpia. Ella me agarra de las manos y dice que quiere pasar la noche conmigo, yo me sorprendí pero acepté gustoso. Nos besamos y sucedió lo que los dos queríamos, pasamos la noche juntos y fue algo maravilloso. A las 4 de la mañana alguien entra a mi casa, oí que rompió la puerta, me levanté y le dije a ella que se escondiera en el armario y lo hizo. Veo que eran varias personas, policías y varios hombres de blanco. Yo los enfrento, pero lo único que quieren saber es dónde está ella.

-¿Dónde está? --me dicen, veo que uno de los hombres de blanco va al armario y dice- ¡La encontré! --vienen otros más y se la llevan.

Yo quise matarlos por llevársela, pero me pusieron una inyección y perdí mi fuerza. Uno de ellos me dice:”Siempre lo mismo, ¡tú estás loco, ¿acaso lo olvidas?!, y siempre en el mismo lugar”.
Empezaron a golpearme.
Entonces me di cuenta de que eran psiquiatras, que yo estaba loco y que la chica con la qué pasé la noche era un cadáver de la morgue.

Y en eso el sueño me invadía por la inyección que me pusieron, me dormí camino a la clínica psiquiátrica, cuidado de dos guardias, cada uno con una pistola que transmite electricidad.

Me desperté sobresaltado, el sudor corría por mi cuerpo. De nuevo estaba en está cárcel de locos, con la camisa de fuerza apretando mis brazos y oprimiéndome la respiración. Ver las cuatros paredes pintadas de blanco me enojan, me hacen recordar lo que soy: ¡un loco! Parezco un animal salvaje encerrado para no morder a los demás.

Pero sé que algún día saldré, y será para no volver; nada me detendrá, ni siquiera mi poderosa familia que me envió acá, ya que a ellos se debe mi locura.

Ahora trato de dormir, ya mañana es otro día.



Guadalupe Estares Medina

5 comentarios:

Anónimo dijo...

EL CUENTO ESTA LLENO DE EXPRESIVIDAD Y ES MUY INTEESANTE.
LO ESCRIBI PENSANDO EN COSAS QUE NORMALMENTE NO SUCEDEN, O QUIEN SABE...

Anónimo dijo...

que locaso esta este pequeñito cuento me gusto muxo fuera de lo comun jiji
bueno que se podia esprar de ti ps plimita linda
sigue escribiendo que espero masss .....

Jose Leandro dijo...

Nuy buena cada escena del cuento, esta cargada de misterio y narratividad, no es facil perderse de lo emocionante del principio al fin. La imaginacion desbordante es digna de competir con J.J Benites je je. Muy fascinante en verdad. Sin duda mucha imaginacion y creatividad. FELICITACIONES. Hay que escribir mas........

Anónimo dijo...

corto pero interesante

Anónimo dijo...

Me gustó el cuento, pero no desde el principio, como que estaba tirando para aburrido pero de pronto, con lo de la muerta le dio un nuevo sentido, esa parte fue la que mas me gusto y de ahi hasta el final.
De todos modos nadie es perfecto, tienes buena imaginacion. Sigue asi.